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ESTUDIO,RESPONSABILIDAD Y PROGRESO
martes, 29 de abril de 2014
sábado, 26 de abril de 2014
lunes, 7 de abril de 2014
El salario del presidente de la Conasami, casi de $3 millones
En los sexenios panistas el ajuste a los sueldos fue de 2 pesos en promedio
Dirigentes de centrales obreras califican a la comisión de “inoperante” y “obsoleta”; debería desaparecer, dicen
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 7 de abril de 2014, p. 3
La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) destina más de 28 millones de pesos de su presupuesto federal anual a pagar “la elaboración de estudios económicos para determinar el incremento en el salario mínimo”, aun cuando cada año se define en esta instancia que el porcentaje del aumento sea igual a la inflación estimada; incluso, en los dos sexenios pasados el ajuste para los salarios obreros ha sido de 2 pesos en promedio.
Esta instancia, que ha sido calificada de “inoperante” y “obsoleta” por gremios como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el Frente Sindical Mexicano y la Nueva Central de Trabajadores, y como “elefante blanco” que debería transformarse o desaparecer, tiene un presupuesto anual superior a 41 millones de pesos; canaliza 11 de ellos a servicios “de apoyo administrativo y paga a su presidente, Basilio González, una cantidad similar al sueldo de 115 personas que ganan el mínimo.
Copias del presupuesto programático de la Conasami para 2014 indican que Basilio González tiene un sueldo de 2 millones 81 mil 600 pesos anuales, más 39 mil 600 de un bono de “protección al salario”, 75 mil 800 pesos de pago de seguros, 275 mil 211 pesos por concepto de “fondos y seguros de ahorro para el retiro”, y 270 mil pesos por “condiciones de trabajo, contratos colectivos y otras remuneraciones”, que dan un total 2 millones 798 mil 600 pesos.
En tanto, en esta dependencia un coordinador general gana un millón 856 mil 125 pesos anuales; un director de unidad, 809 mil; director de área, 801 mil 600 pesos. En contrapartida, los analistas, profesionales especializados y dictaminadores ganan 191 mil 900 pesos anuales, menos de lo que gana el presidente de la Conasami en un mes, según los documentos referidos.
La comisión no tiene ingresos, únicamente utiliza presupuesto federal. Gasta un millón 877 mil pesos en “actividades de apoyo a la función pública y buen gobierno”, otros 28 millones 282 mil pesos en la elaboración de estudios económicos para determinar el incremento en el salario mínimo, de los cuales 20 millones son el pago de servicios profesionales de estos análisis, y 7 millones 600 mil por gasto de operación de los mismos informes.
Anualmente, cuando se instala la sesión de la comisión para la revisión de los salarios mínimos, los representantes gubernamentales, obreros y de los patrones “revisan” los informes económicos que se presentan. No obstante, en los pasados 13 años, más allá de dichos análisis, el incremento a los mínimos se fija de acuerdo con la inflación prevista para el año siguiente.
Basilio González, presidente de la Comisión Nacional de los Salarios MínimosFoto Guillermo Sologuren
En todos los sexenios panistas, el promedio de incremento salarial ha sido de 2 pesos diarios, es decir, 730 pesos de aumento en un año.
Respecto de las funciones de esta comisión, uno de los dirigentes de la Nueva Central Sindical, Benito Bahena, lo mismo que los líderes de la presidencia colegiada de la UNT, Agustín Rodríguez y Francisco Hernández Juárez, plantearon que no se justifica la existencia de esta instancia, pidieron su desaparición y se manifestaron por la creación de un instituto del salario, que cambie la tarea de la Conasami como fijadora de los “techos de revisión salarial” por la de fomento al mejoramiento del poder de compra de los trabajadores.
Incluso, en el proyecto de reforma laboral que presentó el PRD en el sexenio pasado se señalaba de manera específica la desaparición de esta comisión.
El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, ha señalado que se presentará un esquema para desvincular al salario mínimo del pago de multas, derechos, créditos de vivienda y más de 600 conceptos financieros, administrativos y burocráticos, que modificaría las tareas de la comisión que preside Basilio González desde 1991, y que se ha relegido cinco veces y estará en el cargo hasta 2015.
También sobre este punto, el secretario del trabajo de la Confederación de Trabajadores de México, José Luis Carazo, uno de los representantes obreros ante esta comisión, indicó que en el segundo semestre de este año se presentará un proyecto para desvincular el salario mínimo del pago de multas, derechos y contribuciones y que éste deje de ser “unidad de medida”.
El representante obrero indicó que ya se elabora este proyecto que presentará la Secretaría del Trabajo y que permitirá que cuando se revise el aumento a los mínimos se analice el ajuste a los salarios obreros, y no a una cadena de contribuciones que no tienen que ver con las remuneraciones.
En los sexenios panistas el ajuste a los sueldos fue de 2 pesos en promedio
Dirigentes de centrales obreras califican a la comisión de “inoperante” y “obsoleta”; debería desaparecer, dicen
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 7 de abril de 2014, p. 3
La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) destina más de 28 millones de pesos de su presupuesto federal anual a pagar “la elaboración de estudios económicos para determinar el incremento en el salario mínimo”, aun cuando cada año se define en esta instancia que el porcentaje del aumento sea igual a la inflación estimada; incluso, en los dos sexenios pasados el ajuste para los salarios obreros ha sido de 2 pesos en promedio.
Esta instancia, que ha sido calificada de “inoperante” y “obsoleta” por gremios como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el Frente Sindical Mexicano y la Nueva Central de Trabajadores, y como “elefante blanco” que debería transformarse o desaparecer, tiene un presupuesto anual superior a 41 millones de pesos; canaliza 11 de ellos a servicios “de apoyo administrativo y paga a su presidente, Basilio González, una cantidad similar al sueldo de 115 personas que ganan el mínimo.
Copias del presupuesto programático de la Conasami para 2014 indican que Basilio González tiene un sueldo de 2 millones 81 mil 600 pesos anuales, más 39 mil 600 de un bono de “protección al salario”, 75 mil 800 pesos de pago de seguros, 275 mil 211 pesos por concepto de “fondos y seguros de ahorro para el retiro”, y 270 mil pesos por “condiciones de trabajo, contratos colectivos y otras remuneraciones”, que dan un total 2 millones 798 mil 600 pesos.
En tanto, en esta dependencia un coordinador general gana un millón 856 mil 125 pesos anuales; un director de unidad, 809 mil; director de área, 801 mil 600 pesos. En contrapartida, los analistas, profesionales especializados y dictaminadores ganan 191 mil 900 pesos anuales, menos de lo que gana el presidente de la Conasami en un mes, según los documentos referidos.
La comisión no tiene ingresos, únicamente utiliza presupuesto federal. Gasta un millón 877 mil pesos en “actividades de apoyo a la función pública y buen gobierno”, otros 28 millones 282 mil pesos en la elaboración de estudios económicos para determinar el incremento en el salario mínimo, de los cuales 20 millones son el pago de servicios profesionales de estos análisis, y 7 millones 600 mil por gasto de operación de los mismos informes.
Anualmente, cuando se instala la sesión de la comisión para la revisión de los salarios mínimos, los representantes gubernamentales, obreros y de los patrones “revisan” los informes económicos que se presentan. No obstante, en los pasados 13 años, más allá de dichos análisis, el incremento a los mínimos se fija de acuerdo con la inflación prevista para el año siguiente.
Basilio González, presidente de la Comisión Nacional de los Salarios MínimosFoto Guillermo Sologuren
En todos los sexenios panistas, el promedio de incremento salarial ha sido de 2 pesos diarios, es decir, 730 pesos de aumento en un año.
Respecto de las funciones de esta comisión, uno de los dirigentes de la Nueva Central Sindical, Benito Bahena, lo mismo que los líderes de la presidencia colegiada de la UNT, Agustín Rodríguez y Francisco Hernández Juárez, plantearon que no se justifica la existencia de esta instancia, pidieron su desaparición y se manifestaron por la creación de un instituto del salario, que cambie la tarea de la Conasami como fijadora de los “techos de revisión salarial” por la de fomento al mejoramiento del poder de compra de los trabajadores.
Incluso, en el proyecto de reforma laboral que presentó el PRD en el sexenio pasado se señalaba de manera específica la desaparición de esta comisión.
El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, ha señalado que se presentará un esquema para desvincular al salario mínimo del pago de multas, derechos, créditos de vivienda y más de 600 conceptos financieros, administrativos y burocráticos, que modificaría las tareas de la comisión que preside Basilio González desde 1991, y que se ha relegido cinco veces y estará en el cargo hasta 2015.
También sobre este punto, el secretario del trabajo de la Confederación de Trabajadores de México, José Luis Carazo, uno de los representantes obreros ante esta comisión, indicó que en el segundo semestre de este año se presentará un proyecto para desvincular el salario mínimo del pago de multas, derechos y contribuciones y que éste deje de ser “unidad de medida”.
El representante obrero indicó que ya se elabora este proyecto que presentará la Secretaría del Trabajo y que permitirá que cuando se revise el aumento a los mínimos se analice el ajuste a los salarios obreros, y no a una cadena de contribuciones que no tienen que ver con las remuneraciones.
MÉXICO. 30 años de Neoliberalismo y 20 de TLCAN (1/3)
David Márquez Ayala
N
uestro país fue claramente alineado en la órbita neoliberal a partir de la incrustación en 1982 del núcleo afín a esa ideología en los puestos clave del gobierno y el legislativo fundamentalmente.
Múltiples han sido los agravios que los agentes neoliberales en el poder - escudados inequívocamente en las siglas electorales PRI-PAN-Verde-Panal - han asestado a México. Hoy abordaremos el tema externo.
La apertura externa
Clave en el cambio al paradigma neoliberal fue la apertura precipitada, excesiva y perjudicial del sector externo a mediados de los 80s. De una economía altamente protegida de la competencia externa (demasiado en ciertos aspectos), en 1986 el gobierno insertó a México en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, hoy OMC) haciendo concesiones de apertura comercial de tal envergadura, profundidad y precipitación que tal parecía que el objetivo no era dosificar una apertura externa sana, selectiva y gradual para impulsar la transformación y mejora de la planta productiva del país - en especial la industrial - sino borrar con saña del mapa lo avanzado en el aun inmaduro proceso de industrialización. Decenas de miles de empresas pequeñas, medianas e incluso grandes sucumbieron ante esa súbita confrontación con los productos que de todo el mundo empezaron a fluir en competencia desventajosa hacia México a finales de los años 80 (Gráfico 1).
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que México firmó con Estados Unidos y Canadá y entró en vigor el 1º de enero de 1994, fue de hecho una profundización de la apertura comercial ya en curso, aunque agravada por las concesiones en sectores clave como el agroalimentario; pero más allá, su nocividad principal para el país radicó en la liberalización de la cuenta externa de capital, es decir, en la aceptación del libre flujo de capitales de y hacia el exterior, incluyendo las inversiones extranjeras directas (en empresas) y las de cartera (en valores), dándoles además el trato de nacionales y por lo tanto acceso sin restricciones a invertir, comprar y operar en el campo, la industria y los servicios.
El balance comercial
En un primer análisis estadístico - sin considerar los efectos de fondo - la apertura comercial parece arrojar resultados positivos para México. Tanto las exportaciones como las importaciones de mercancías han crecido aceleradamente en los últimos 30 años, y su saldo global es de un pequeño déficit en la balanza comercial (Gráfico 1).
El comercio del TLCAN en particular muestra, así mismo, un fuerte crecimiento e incluso arroja un superávit considerable (113 mil millones de dólares en 2013) a favor de México. Este resultado positivo, sin embargo, debe ser matizado con dos elementos: 1) que las cifras incluyen las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, y 2) que "nuestras" exportaciones de manufacturas son en su mayor parte productos maquilados aquí por las propias empresas extranjeras que las contabilizan como productos terminados al exportarse, pero incluyen un alto porcentaje de partes e insumos importados que no necesariamente proceden de Estados Unidos o Canadá, pero sí de sus empresas, filiales o proveedores en Asia y otras regiones con las que tenemos un comercio fuertemente deficitario.
Balance en Cuenta Corriente
Al sumar el comercio de servicios al de mercancías, los resultados de la apertura empiezan a ser menos positivos e incluso se tornan negativos. Tras el cuidado equilibrio externo de los 50s y 60s del pasado siglo, en los 70s México relaja sus controles y la Cuenta Corriente empieza a registrar déficits considerables (Gráfico 2), los cuales se profundizan a partir de la apertura en los 80s, hasta acumular en la más reciente década (2004-2013) un déficit de -120 mil millones de dólares, y eso incluyendo las cuantiosas transferencias netas (211 mil mdd) de los migrantes.
Balance en Cuenta de Capital
La apertura, flexibilización y desregulación de las entradas y salidas de capital ha constituido, en especial, un grave daño para el país. La economía mexicana "funciona" cada vez más gracias al dinero ajeno ya sea que éste provenga de préstamos, inversiones directas o inversiones financieras, aunque estas últimas son particularmente nocivas por su volatilidad y los montos que representan. El saldo acumulado de la cuenta de capital en la última década ascendió a 316 mil millones de dólares (Gráfico 2).
Nuevamente, del moderado endeudamiento de los 60s, el país pasó al severo endeudamiento de los 70s y, con la apertura, al financiamiento en gran escala vía inversión extranjera.
Paradójicamente a la par que el país contrae pasivos con el exterior para financiarse (566 mil millones de dólares en la última década), mexicanos sacaron del país 250 mil millones para inversiones o depósitos en el exterior (activos) (Gráfico 3).
UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 • unite@i.com.mx
www.vectoreconomico.com.mx
David Márquez Ayala
N
uestro país fue claramente alineado en la órbita neoliberal a partir de la incrustación en 1982 del núcleo afín a esa ideología en los puestos clave del gobierno y el legislativo fundamentalmente.
Múltiples han sido los agravios que los agentes neoliberales en el poder - escudados inequívocamente en las siglas electorales PRI-PAN-Verde-Panal - han asestado a México. Hoy abordaremos el tema externo.
La apertura externa
Clave en el cambio al paradigma neoliberal fue la apertura precipitada, excesiva y perjudicial del sector externo a mediados de los 80s. De una economía altamente protegida de la competencia externa (demasiado en ciertos aspectos), en 1986 el gobierno insertó a México en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, hoy OMC) haciendo concesiones de apertura comercial de tal envergadura, profundidad y precipitación que tal parecía que el objetivo no era dosificar una apertura externa sana, selectiva y gradual para impulsar la transformación y mejora de la planta productiva del país - en especial la industrial - sino borrar con saña del mapa lo avanzado en el aun inmaduro proceso de industrialización. Decenas de miles de empresas pequeñas, medianas e incluso grandes sucumbieron ante esa súbita confrontación con los productos que de todo el mundo empezaron a fluir en competencia desventajosa hacia México a finales de los años 80 (Gráfico 1).
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que México firmó con Estados Unidos y Canadá y entró en vigor el 1º de enero de 1994, fue de hecho una profundización de la apertura comercial ya en curso, aunque agravada por las concesiones en sectores clave como el agroalimentario; pero más allá, su nocividad principal para el país radicó en la liberalización de la cuenta externa de capital, es decir, en la aceptación del libre flujo de capitales de y hacia el exterior, incluyendo las inversiones extranjeras directas (en empresas) y las de cartera (en valores), dándoles además el trato de nacionales y por lo tanto acceso sin restricciones a invertir, comprar y operar en el campo, la industria y los servicios.
El balance comercial
En un primer análisis estadístico - sin considerar los efectos de fondo - la apertura comercial parece arrojar resultados positivos para México. Tanto las exportaciones como las importaciones de mercancías han crecido aceleradamente en los últimos 30 años, y su saldo global es de un pequeño déficit en la balanza comercial (Gráfico 1).
El comercio del TLCAN en particular muestra, así mismo, un fuerte crecimiento e incluso arroja un superávit considerable (113 mil millones de dólares en 2013) a favor de México. Este resultado positivo, sin embargo, debe ser matizado con dos elementos: 1) que las cifras incluyen las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, y 2) que "nuestras" exportaciones de manufacturas son en su mayor parte productos maquilados aquí por las propias empresas extranjeras que las contabilizan como productos terminados al exportarse, pero incluyen un alto porcentaje de partes e insumos importados que no necesariamente proceden de Estados Unidos o Canadá, pero sí de sus empresas, filiales o proveedores en Asia y otras regiones con las que tenemos un comercio fuertemente deficitario.
Balance en Cuenta Corriente
Al sumar el comercio de servicios al de mercancías, los resultados de la apertura empiezan a ser menos positivos e incluso se tornan negativos. Tras el cuidado equilibrio externo de los 50s y 60s del pasado siglo, en los 70s México relaja sus controles y la Cuenta Corriente empieza a registrar déficits considerables (Gráfico 2), los cuales se profundizan a partir de la apertura en los 80s, hasta acumular en la más reciente década (2004-2013) un déficit de -120 mil millones de dólares, y eso incluyendo las cuantiosas transferencias netas (211 mil mdd) de los migrantes.
Balance en Cuenta de Capital
La apertura, flexibilización y desregulación de las entradas y salidas de capital ha constituido, en especial, un grave daño para el país. La economía mexicana "funciona" cada vez más gracias al dinero ajeno ya sea que éste provenga de préstamos, inversiones directas o inversiones financieras, aunque estas últimas son particularmente nocivas por su volatilidad y los montos que representan. El saldo acumulado de la cuenta de capital en la última década ascendió a 316 mil millones de dólares (Gráfico 2).
Nuevamente, del moderado endeudamiento de los 60s, el país pasó al severo endeudamiento de los 70s y, con la apertura, al financiamiento en gran escala vía inversión extranjera.
Paradójicamente a la par que el país contrae pasivos con el exterior para financiarse (566 mil millones de dólares en la última década), mexicanos sacaron del país 250 mil millones para inversiones o depósitos en el exterior (activos) (Gráfico 3).
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